Distinguida por su irrefrenable imaginación, libertad y originalidad escénica Lizt Alfonso Dance Cuba (LADC) arriba este 19 de octubre a su XXX aniversario. La Compañía, marcada desde el inicio por una pluralidad temática y su comprensión dialéctica de la cultura popular, es uno de los más destacados referentes de la danza en Cuba.
La maestra Lizt Alfonso, fundadora, directora y coreógrafa principal, ha trazado un camino de exploración artística sumamente meticuloso. En medio del complejo período económico que atravesó el país en 1991, trató no solo de estimular un proyecto capaz de defender las tradiciones de raíz hispana y afrocaribeñas, sino también de contar con un espacio para el desarrollo de la creatividad femenina en sus múltiples modos de decir y hacer.
En tal sentido su discurso, comprometido con el rico pasado artístico que nos distingue como nación, se nutre de múltiples referentes estéticos y conceptuales, tradición y contemporaneidad conjugadas entorno al concepto de danza fusión que le ha permitido configurar una grata esencia renovadora en las artes escénicas nacionales. Esa capacidad para reinventarse y proyectarse con visión de futuro ha sido determinante en su exitoso recorrido.
Cubanía, autenticidad, explosión de energía, empaste, son algunos de los elementos que distinguen el paso de LADC por importantes escenarios nacionales e internacionales. Cualidades que apuntalan un repertorio que desborda cubanía, impecable en su precisión técnica y elegancia. La creciente evolución estilística palpable, sobre todo, en su último decenio creativo, es un elemento que ha favorecido el desarrollo de un elenco mixto, capaz de trazar y contar múltiples historias en sus aplaudidos espectáculos.
De Fuerza y Compás (1999) su primera experiencia cargada de brillantez flamenca y emotiva fusión, pasaron a la expansión del formato danzario con Elementos (2002). Más tarde llegaría el canto a la espiritualidad cimentado en los vistosos diseños escenográficos y de vestuario de Ricardo Reymena para Alas (2006); Latido (2017) aportaría un impulso de resistencia, cambio y renacer acompañado de la excelencia musical del Mtro. César López, sin olvidar tampoco el más reciente recorrido a ritmo de cha cha chá, mambo, rumba, bolero y conga que tributaron con ¡Cuba Vibra! (2019).
LADC ha escogido un camino de experimentación estética que descansa en su originalidad, impacto y poder de seducción. Como apuntara su directora:
«El acto escénico para que se cumpla debe tener un receptor que debe entender lo que se hace. A mí me encantan los espectáculos musicales, porque Cuba es un pueblo musical, me gusta llevar las dos cosas a la par, tanto lo musical como lo danzario, porque eso te conecta con un público mucho más amplio y diverso…. Ese es un público que se hace fiel.(1)»
Los grandes espectáculos que han llevado a escena tipifican la férrea voluntad creativa, el despliegue técnico requerido, los continuos desafíos de un equipo de producción de altos quilates que ha sabido readaptarse y concebir soluciones del más alto nivel, independientemente de las dificultades o complejidades a las que se han enfrentado en escenarios tan disímiles como el Gran Teatro de La Habana, el City Center de New York, el Shanghai Oriental Art Center de China, el Teatro Martí de La Habana, el Teatro de la Ópera del Cairo en Egipto, el Auditorio Nacional de Ciudad México o el Oude Luxor Theater de Rotterdam, Holanda, por sólo citar algunos.
En 2007 sorprendieron a sus seguidores con Vida, espectáculo que contó con la participación especial de la diva Omara Portuondo y la destacada cantante Ele Valdés.
Cuatro años más tarde con Amigas recuperaron el encanto nostálgico de una época, a través del dance musical de la mano de sobresalientes intérpretes nacionales como Niurka Reyes, Maureen Iznaga y Yaima Saéz.
Durante estos 30 años LADC ha consolidado una sensible labor pedagógica que prioriza la formación educativa y humana de niños y jóvenes. Apenas un año después de creada la Compañía, en 1992, surgió la Escuela de Danza en la Casa de la Cultura de la Habana Vieja. Después fueron acogidos por la Sociedad Estudiantil Concepción Arenal, donde se mantuvieron hasta 2003, año en que pasaron al Gran Teatro de La Habana y desde 2004 funcionan en su sede del Centro Histórico de la Ciudad. En la actualidad, la Escuela cuenta con una matrícula de más de mil alumnos, organizados en grupos por edades y niveles de conocimiento. Esta iniciativa, respaldada en febrero de 2002 con el surgimiento del Ballet Infantil y Juvenil Lizt Alfonso Dance Cuba ha sido vital para la consolidación de una retroalimentación continua de saberes y valores morales entre alumnos, profesores y bailarines profesionales.
La riqueza de significación y formas han permitido solidificar una estructura institucional de enorme solidez, una compañía/escuela que define claramente el lugar y la función de cada tarea, misión, objetivo, para que el mínimo detalle permita realzar el conjunto.
«Constantemente me invaden deseos de abrazar a quienes acompañan la consecución de este sueño y de agradecerles a cada paso, no porque me estén haciendo un regalo a mí, sino el regalo que nos estamos haciendo todos para que nuestra experiencia sea plena, para que esas personas que se fascinan con nuestro arte, para esos cientos de niños que formamos y convertimos en defensores de su cultura, para esta ciudad, para el futuro. (2)»
Vivir y sentir la danza implica enormes sacrificios, pero sin dudas durante estos 30 años de ininterrumpido quehacer LADC ha construido su propio espíritu de celebración, una órbita creativa indetenible: intercambios culturales y académicos, montajes de coreografías, clases magistrales, talleres, cursos de verano e intensivos, espectáculos danzarios y musicales que han permitido crecer y multiplicar el trabajo y sus meritorios resultados. Un prestigio que descansa en el aplauso y el cariño de su público fiel; una institución que ha sido partícipe y portavoz del espíritu cultural cubano, ¡enhorabuena para todos sus integrantes!
(1) Duarte de la Rosa, Amelia. “Lizt Alfonso Dance Cuba. Un latido por la danza”. En periódico Granma. Sección Culturales. 3 de junio de 2017. Pp. 5
(2)Betancourt, José Luis Estrada. “Un alma que flota”. En Arte por Excelencias. 5 de julio de 2017
Por Isachi Durruthy Peñalver
Tomado de: Cubaescena